Brígida Baltar presenta en la Bienal 12 una instalación que explora sus experiencias personales, biográficas, recientes, señaladas por internaciones que culminaron en un transplante de médula. Las marcas de estos procesos en su piel, mutaron en metáforas (hematomas, petequias) que ella bordó en los tiempos de espera de su tratamiento. La única escultura que se incluye, Irmãos, refiere al proceso que permitió descubrir la compatibilidad con un donante, su propio hermano, estúdio que la medicina denomina quimerismo: el transplantado es un ser quimérico, tiene un otro dentro de sí que debe ser descubierto. Delicados y potentes al mismo tiempo, estos bordados comprimen las experiencias del cuerpo y los afectos dolientes a partir de uma traducción minuciosa de los colores de la piel al bordado. Son abstracciones orgânicas que condensan processos de mutación, afectos, emociones.